En este artículo queremos daros algunos consejos para que las nuevas tecnologías, que pueden suponer una fuente de ayuda y de ocio utilizados con mesura, no resulten una fuente de problemas en el hogar.
Para empezar, debemos pensar que nuestro hijo/a puede tener una dependencia a las nuevas tecnologías cuando ellas suponen el centro de su vida, el/la niño/a da de lado otras actividades sociales o académicas por estar “conectado/a”, necesita cada vez más tiempo el uso de estos medios o cuando le negamos el poder utilizarlos, se vuelve irritable e incluso agresivo.
Otro de los efectos negativos a los que debemos prestar atención los padres es al ciberbullying, en el cual el/la niño/a sufre acoso verbal o psicológico por medio de internet, por parte de conocidos/as o compañeros/as del colegio.
Por supuesto, no todo es negativo; internet nos abre un abanico de posibilidades para nuestros/as hijos/as y se utiliza, cada vez más, como apoyo ante los estudios y los trabajos escolares.
Es importante que, para lo anterior, los padres y madres conozcan el manejo de internet, para así poder orientar a los/as niños/as en qué utilizar y qué no, dependiendo de la edad, ya que los contenidos propios para niños/as de 7 años, no lo son para un/una chico/a de 13.
En cuanto a la edad de inicio para utilizar las nuevas tecnologías, no existe una edad determinada, ya que depende de la madurez del/de la niño/a, de las necesidades circunstanciales de la familia y del uso que se le vaya a dar. Lo que sí debemos tener en cuenta son los tiempos de utilización, los contenidos y espacios a visitar en internet.
En conclusión, el uso, que no el abuso ni la dependencia de las nuevas tecnologías, debe regirse por el control paterno/materno y siguiendo unos tiempos y orientaciones adecuadas guiadas por los padres y madres. Pueden, además, utilizarse como reforzamiento ante la realización de las tareas u otros logros por parte de nuestro/a hijo/a, pero siempre con unos tiempos limitados